martes, 11 de marzo de 2014

Te presto mis dedos...



Navego poco por la blogosfera. Recalo en apartamentos recién alquilados, en casas con hipoteca y en caserones que ya se han librado de ella. El total no es mucho. Supongo que me falta tiempo. Pero el fin de semana pasado decidí hacerlo. Sorpresas de blogs donde alguna vez metí la nariz y han evolucionado... Lógico. Las personas no se quedan quietas y su escritura es el reflejo de sus propios cambios. Temas desde puntos de vista distintos, contrarios o complementarios.

El rumbo tenía brújula. Iba buscando algo concreto y encontré poco. No es bueno ni malo ni todo lo contrario. Simplemente es... una realidad. Concluyo que ellos no tienen blog.

Así que... te presto el mío. Ya me fijé. Los dedos los tienes agarrotados. Los pasos son lentos y escasos. La calle no es tu hábitat preferido. Ya te gustaría... pero luego la gente habla. "Qué buena cara tienes"... "Incluso has engordado"... "Oye...pero qué bien te veo"... Y el asunto es que en la cara no te duele nada... ni siquiera la punta de la nariz, que se resiente cuando hace frío. Tampoco cojeas... gracias a Dios... ya sería el remate.

Como no te ven demasiado, nadie te ha mirado... poca gente se ha molestado en interpretar tu retina...como ausente... Y la reacción que te produce cuando te hablan de aquellos alumnos, de aquellas aulas que ya no puedes volver a pisar. La pupila se dilata y el iris se enturbia.

A veces pienso que habría que tirar el refranero. Ya no se usa para resumir en pocas palabras toda la sabiduría popular. "Los ojos son el espejo del alma" . De tanto citarlo ha acabado por perder el sentido.

"Tengo miedo de tener miedo". "Tengo miedo, mucho miedo." Te presto los dedos. Ahora escribe tú.

Tengo miedo de seguir viviendo con el miedo que me paralizaque me deja en blanco, que me provoca ese vértigo, que me desestabiliza y creo que voy a caer de un momento a otro . Todo empieza sin previo aviso. Es algo así como la sensación de ir a 200 en un cambio de rasante. Y ya está. Ya no es como era la hora antes.

Vivir es una lenta carrera de obstáculos demasiado altos para poder saltarlos... o demasiado pesados para poder arrastrarlos y aparcarlos en la cuneta. A veces me pregunto si terminaré el día. El paso de las horas me producen heridas que se infectan. Con el tiempo sé que no existen pomadas para curarlas.

Es difícil que todo esto se entienda. No lo pido. Solo necesito respeto y, si no es posible, silencio. Aunque sea el silencio que se escucha cuando pasan esos coches largos con una caja donde reposan los difuntos"

"Basta de navegar en el olvido. Basta de bendecirnos en la lluvia. Basta de no ser nadie. Basta de convivir con la derrota.
Basta, carajo." (Mario Benedetti)

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